En ocasiones, los trabajadores sólo cumplen con sus funciones asignadas y no van más allá de sus actividades. Una mejor actitud y el desarrollo de más actividades harán del trabajo un mejor ambiente y dará a cada trabajador mayores satisfacciones.
Sinaí Romo
En la actualidad, la mayoría de los reclutadores buscan candidatos que se distingan por ser proactivos, sin importar su nivel académico o el puesto que ocuparán en la empresa, pues la proactividad no se distingue por el aspecto sociecónomico, sino que es una simple actividad que distingue a los empleados gracias a su mayor y mejor desempeño, lo cual ayuda a mejorar el entorno laboral.
Según Patricia Lancheros, jefa de Selección y Desarrollo de la empresa A.C. Nielsen, dicha habilidad permite a los trabajadores anticiparse a los inconvenientes y prever posibles soluciones.
Por su parte, Ralf Schwarzer, psicólogo alemán, menciona que la proactividad no es un fin, sino un medio para desarrollar diversos objetivos. Se fundamenta en la confianza de poder anticipar un conflicto y actuar para prevenirlo. En teoría, todas las personas que tienen el potencial para mejorarse a sí mismas, su situación y a su entorno, son personas proactivas.
Es de suma importancia que desde el primer día de incorporase a un nuevo centro de trabajo, cada empleado tenga un panorama sobre el funcionamiento de la empresa, su labores, obligaciones y ver más allá, con el objetivo de aportar mayores y mejores propuestas para el mejoramiento, tanto del empleado, como de la empresa.
La actitud de tomar control sobre la conducta, tener la iniciativa para realizar diferentes acciones en pro de todos, respetar las opiniones y el trabajo de los demás y acatar las normas hará del trabajador una persona más efectiva, es por ello que los especialistas señalan que las personas proactivas consiguen mejores resultados y son capaces de afrontar las situaciones de crisis, contrario a las personas reactivas.
Stephen R. Covey, autor del libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, menciona que las personas reactivas se ven a menudo afectadas por su ambiente físico. Si el tiempo es bueno, se sienten bien; si no lo es, afecta a sus actitudes y su comportamiento. Cuando se les trata bien, se sienten bien; cuando no las tratan bien, se vuelven defensivas. Este tipo de actitudes, sin duda afectarán el desempeño laboral de dicha persona, por lo cual, ser reactivo será sinónimo de desagrado para los jefes y compañeros de trabajo, pues un trabajador reactivo estará contaminando el ambiente.
Una persona proactiva no espera a que los demás tomen decisiones por ella, actúa con determinación ante los problemas, se anticipa a las situaciones y constantemente crea nuevas oportunidades para la mejora de su entorno.
Tal como lo indican estos estudios, el comportamiento proactivo es un factor determinante para competir y sobrevivir en un entorno tan cambiante y competitivo como el actual. Por ello, las empresas buscan personas flexibles que se adapten a lo inesperado y que sepan gestionar la incertidumbre. Los emprendedores y pequeños empresarios tienen más posibilidades de gestionar con éxito sus negocios si son proactivos. Las personas que no están satisfechas con su trabajo o con su entorno laboral actual tienen la responsabilidad de generar nuevas acciones para cambiar su situación y conseguir los resultados que desean.
Por último, hay que considerar que el comportamiento proactivo no significa sólo obtener buenos resultados. Maria Pallarés, coach personal y experta en el campo laboral, asegura que ser proactivo no consiste en proponer ideas o hacer reestructuraciones cognitivas para percibir la realidad de otra manera únicamente; se debe pensar en el cambio, pero eso no es suficiente, hay que ser capaz de transformar las ideas en acciones con el propósito de obtener mejores efectos.
Fuente: Revista Cero Grados Celcius