Certificación WELL Building: por el bienestar humano

Podría decirse que WELL es una de las certificaciones más humanas. Preocupada por la salud y el bienestar en general de las personas que ocupan un espacio, considera que la productividad está íntimamente relacionada de manera multidimensional entre el inmueble y las personas. WELL es holística por y para el usuario

Danahé San Juan

La certificación WELL en sus tres niveles, Plata, Oro y Platino, es un estándar creado por el International WELL Building Institute (IWBI, por sus siglas en inglés) para monitorear el desempeño de los edificios, en pro de un impacto positivo en la salud y el bienestar de sus ocupantes. La medición se realiza a través de 100 características (features) categorizadas en siete conceptos: aire, agua, nutrición, iluminación, actividad física, confort y mente.

La búsqueda es generar espacios interiores de calidad, en ambientes construidos bajo condiciones que favorezcan la salud y productividad de los usuarios. Esto otorga una mirada sui géneris a los beneficios que ofrece una certificación de sustentabilidad, en el sector de la edificación. “Nos encontramos en lo que llamo una etapa de sustentabilidad 2.0. La primera fue cuando los beneficios duros se hacían tangibles y monetizaban en ahorro de kilowatts/hora, de metros cúbicos de agua, de gas, etcétera. Nos costó un tiempo conseguir la certificación WELL, pero ya tenemos un consenso en el que la gran mayoría de los inversionistas, los profesionales de la arquitectura e ingeniería coincidimos en que hay un caso de negocio en México, por los beneficios tangibles e inmediatos”, señala César Ulises Treviño, director general de Bioconstrucción y Energía Alternativa y Fundador del Mexico Green Building Council, para Mundo HVAC&R.

Numerosos estudios confirman que los ahorros y los beneficios monetarios tangibles de promover salud de calidad y productividad en los espacios construidos es igual o mayor que los ahorros energéticos o reducciones en costos de operación y mantenimiento. Por tanto, la propuesta de valor de la certificación WELL es un mayor enfoque en lo cualitativo sobre lo cuantitativo. Es decir, además de eficiencia energética y ahorro de agua, atender la calidad del aire, agua, confort e incluso la nutrición. Estos elementos, aunque podrían parecer difíciles de medir, están referidos y relacionados con este sistema de certificación, el cual indica cómo cuantificarlos para cumplir con estándares objetivos, mesurables y que propongan nuevos lineamientos para el diseño y la construcción de inmuebles.

¿Cómo se relacionan las certificaciones LEED y WELL?
Para comenzar, ambas son emitidas por el Green Business Certification Inc. (GBCI). Luego, LEED es un conjunto de normas y estándares enfocados en ubicación y transporte, sitios sustentables, eficiencia del agua, energía y atmósfera, materiales y recursos, calidad de ambiente interior, innovación y prioridad regional. En tanto que el modelo WELL atrae requerimientos que vinculan la edificación, construcción y área médica. De tal suerte que los profesionistas involucrados en esta tipología de proyectos de certificación tendrán que aprender sobre cuestiones de salud, elementos del comportamiento humano, de la percepción de los usuarios en las edificaciones, entre otros tópicos, para garantizar el valor de las construcciones.

Estas certificaciones son sistemas complementarios y aplicables tanto a edificios, en general, como a espacios destinados a oficinas. Su implementación conjunta potencia el rendimiento del edificio, además de que, si un proyecto apuesta desde el inicio por ambas certificaciones, naturalmente pasará por un proceso más expedito en el que se aprovechará la sinergia entre las dos certificaciones. Sin embargo, cada una seguirá requiriendo precisión en sus exigencias, evidencias, cálculos y elementos comprobatorios de manera independiente. El trabajo se realiza en paralelo, pero se aprovecha la información que tienen en común ambos sistemas.

La Certificación WELL no sólo evalúa la edificación, sino también lo que ocurre con los usuarios durante una estadía diaria en el espacio

“Algo muy importante a destacar sería la propuesta de la certificación WELL, que, si bien tiene un enfoque muy estricto y puntual en la calidad de ambiente interior, igualmente requiere de la participación de los usuarios. Con WELL no va a ser suficiente tener un edificio ecológico sustentable con pinturas de cero compuestos volátiles, un sistema inteligente de iluminación, aire acondicionado de alto desempeño. Aquí se involucran los hábitos y el estilo de vida de los usuarios en una participación comprometida”, afirma el director Treviño.

Otro aspecto que distingue a la certificación WELL es la necesidad de un trabajo técnico, físico y tecnológico colaborativo. Igualmente, se debe disponer de cambios internos organizacionales (nuevas políticas, reglas de operación, sugerencias para mejorar la calidad de vida de los colaboradores, etcétera). No sólo evalúa la estructura de la edificación, sino también lo que ocurre con los usuarios durante una estadía diaria en el espacio.

calidad interior = cuerpo limpio

El aire es una temática esencial por el impacto que su calidad o contaminación implica de manera inmediata y directa sobre la salud de los individuos. WELL atiende una serie de requerimientos que favorecen su calidad, como un primer paso inmediato, para medir el confort en interiores. Entre 29 de las 100 medidas que revisa, se pueden anotar:

  • Medir los niveles de contaminación en el aire (formaldehídos, componentes orgánicos volátiles, monóxido de carbono, partículas suspendidas, ozono o radón, etcétera)
  • Optimizar la ventilación para renovar el aire interior, así como controlar la temperatura y humedad para evitar la aparición o eliminar la presencia de patógenos
  • Erradicar el consumo de tabaco dentro de los edificios, pero también en las proximidades de sus accesos en un diámetro de 7.5 metros
  • Protocolos de limpieza que dictaminen periodicidad y uso de productos de limpieza saludables, hipoalergénicos y que no sean tóxicos
  • Uso de materiales y métodos constructivos saludables y sustentables
  • Instalación de sistemas avanzados de purificación de aire, acordes al tipo de edificación

Es de suma relevancia que quienes diseñan y construyen las edificaciones contemplen como una estrategia mantener una ciudadanía dinámica y con un estilo de vida saludable. Para lograrlo, “la certificación WELL va a requerir una segunda o tercera etapa en las que estos criterios sean más específicos y exijan mayor atención a estos elementos  relacionados con el entorno de trabajo”, afirma César Ulises Treviño.

Consciencia en la cadena de la edificación
Actualmente, cada vez son mayores los incentivos para cada uno de los actores en los proyectos inmobiliarios. El desarrollo de calificaciones es fundamental, además de que existen especialistas en el mercado que guían o diseñan un proceso con el nivel que exige WELL.

Asimismo, existe nivel tecnológico y una gran oferta de materiales aplicables, de tal forma que ya es posible configurar los requerimientos del diseño. César Ulises Treviño estima que con el solo beneficio del incremento en productividad habrá un retorno en inversión menor a tres años del costo de las acciones, materiales y equipos que se requieren para lograr la certificación WELL. A medida que surjan casos de éxito, se despertará el interés en los inversionistas del sector.

Ahora bien, lograr que los beneficios de la certificación WELL transciendan a lo largo del tiempo será posible una vez que los usuarios se beneficien experimentando condiciones en espacios diseñados y construidos exprofeso para potenciar su salud y productividad. Lo anterior redundará en mayor rendimiento, menores eventos de ausencia por enfermedad, incremento de la lealtad al lugar de trabajo o al espacio de residencia. Un novedoso modelo y estilo de trabajo, en otras palabras, un statu quo diferente.

La garantía de continuidad y el éxito de este tipo de proyectos serán avalados por los mismos usuarios, pues los beneficios que la certificación WELL les otorgue serán un motivo para generar espacios diferenciados con mayor predilección en el mercado, por su atractivo y rentabilidad.

Cabe destacar que los cambios que produce la certificación se convertirán en modelos y políticas organizacionales únicas, por lo que es necesario el compromiso y participación de los usuarios. WELL pide cumplimientos técnicos y normativos, pero sobre todo involucramiento y participación. Esto será motivo para replantear políticas internas y operativas.

También ofrece una innovadora fórmula de éxito en lo que refiere a eficiencia energética y calidad, ya que conlleva recursos de la más alta calidad que se traducen en ahorros.

Lo novedoso es que la sustentabilidad no sólo hablará de rentabilidad, recursos y beneficio social en general, sino que involucra específicamente la satisfacción de los usuarios. Una fórmula más compleja, holística y con beneficios atractivos que hasta noviembre de 2017 ha registrado 71 proyectos certificados WELL y 56 precertificados a nivel internacional. En México, se tiene conocimiento de más de ocho proyectos registrados que buscan obtenerla y dos que ya cuentan con ella. El primero fueron las oficinas centrales de Bioconstrucción y Energía Alternativa, cuyo proyecto fue liderado por André Bernath, primer Profesional Acreditado WELL, en Latinoamérica.

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