Torre Diana, fluyendo con el entorno
Diseñado por el despacho de arquitectos Colonnier y Asociados, este estilizado y deslumbrante rascacielos, está equipado con la más alta tecnología en sistemas de climatización, como chillers magnéticos centrífugos de bajo consumo energético, un atributo que lo hace destacar entre sus pares de Paseo de la Reforma
Irayda Rodríguez / Fotografías: Rubén Darío Betancourt
Una reluciente fachada acristalada sobresale en el paisaje de Paseo de la Reforma. Su forma y brillo evocan el flujo y destellos de las gotas de agua que brotan de la Fuente de la Diana Cazadora. Se trata de Torre Diana, un rascacielos de 33 pisos y 158 metros de altura para uso corporativo, cuyas características arquitectónicas y de ingeniería fueron concebidas para lograr una conexión sensible con la ciudad.
Todo comienza en el atrio ajardinado, el cual funge como vínculo con el exterior y hace de vestíbulo principal, y que conduce hasta un vestíbulo de estilo y decorados minimalistas. El mobiliario de este espacio, donde el tiempo vuela sin darse cuenta, fue elaborado a partir de materiales no tóxicos y sustentables, una cualidad que le valió la certificación LEED Oro BD+C.
“Con Torre Diana tratamos de crear un edificio que funcione como hito, pero también que, urbanísticamente hablando, establezca una relación íntima con el entorno para aportar a la ciudad y a la gente que vive en ella. Aquí puedes trabajar con comodidad en el espacio de oficinas o simplemente tomar un café en la plaza. La infraestructura comercial, que se pensó en conjunto con el desarrollador, es para brindar calidad de vida a los usuarios y la comunidad”, afirma el arquitecto Jean Michel Colonnier, director del despacho Colonnier y Asociados, quien trabajó con Reichmann International y el Fideicomiso MF + CINSA para el desarrollo y ejecución de esta obra.
El gigante amable
El inmueble se ubica en la calle Río Lerma 232 de la delegación Cuauhtémoc, en un polígono de 6 mil 238.14 metros cuadrados. Su construcción comenzó en abril de 2013 y fue inaugurada a finales de 2015. La estrategia básica de diseño fluye con el entorno y consistió en aprovechar la máxima potencialidad del terreno, a fin de crear una solución inteligente para un inmueble de oficinas, mientras que el concepto arquitectónico respondió a su ubicación, con vista completa hacia la Fuente de la Diana Cazadora.
La estructura maximiza la generación de espacios rentables, una de las metas del proyecto. El núcleo de servicios se ubica en el centro de la planta, lo que permite el aprovechamiento de la luz natural para las oficinas que se ubican en el perímetro, con una panorámica hacia las vialidades principales.
La fachada está compuesta, en su mayoría, por cristal de alto desempeño óptico y térmico sobre manguetería de aluminio anodizado natural y recubrimientos pétreos, cuya modulación responde a un ritmo establecido para generar la composición. La principal apunta al suroeste, con frente hacia la calle Mississippi. Además, posee una fachada secundaria hacia el noroeste (en dirección a Río Lerma), una tercera hacia el sureste (con frente a los predios colindantes) y una cuarta en la parte posterior, también con frente a un predio colindante.
La torre está integrada por siete sótanos de estacionamiento comunicados por rampas, seis niveles de estacionamiento superior, un sky lobby, terrazas, 10 niveles de oficinas low rise y 13 high rise, dos cuartos técnicos y un helipuerto, así como una planta de tratamiento, cuarto de bombas y cisternas.
En cuanto a los accesos vehiculares, posee tres principales: dos en su lindero norte sobre Río Lerma y uno al poniente, en Río Mississippi, que también cuenta con una bahía vehicular para el ascenso y descenso de visitantes, desde donde se puede entrar al vestíbulo principal.
Por medio de este acceso es posible llegar a las rampas de entrada y salida que provienen de los sótanos de estacionamiento y, para las circulaciones verticales. Los elevadores, a su vez, tienen un consumo energético muy por debajo de los estándares para este tipo de edificaciones.
“Nuestra carga en kilowatts está bajando cada vez más; ya estamos en cuatro watts por metro cuadrado de iluminación, y bajaremos a dos o tres. Buscamos reducir el gasto de energía través del monitoreo y control”, asegura Colonnier.
En cuanto al aprovechamiento pluvial, el área de desplante de los sótanos de estacionamiento abarca prácticamente toda la superficie del terreno, por lo que no se contempló área permeable. En sustitución, como un método alternativo, se propuso el tratamiento de agua de lluvia para usos que no requieran calidad potable, como riego de áreas verdes, evacuación de excusados y alimentación para equipos de aire acondicionado.
Ventilación y Climatización ultraeficientes
En Torre Diana, todos los sótanos están equipados con ventiladores de inyección y extracción de aire mecánicos, conectados a ductos verticales que van del sótano uno al siete. También cuenta con tres núcleos de escaleras que se encuentran presurizadas mecánicamente para impedir que el humo ingrese a las mismas, en caso de que ocurra un conato de incendio.
Los equipos de ventilación, a su vez, se encienden para distribuir el aire a través de los ductos verticales de lámina e inyectar aire por medio de las rejillas dentro del cubo, para mantener una presión positiva de 0.24” c.a. Por su parte, un variador se encargara de regular la velocidad de los motores para su eficiencia.
Para brindar un ambiente limpio y saludable en el interior de las oficinas, se buscó proporcionar aire de reposición proveniente del exterior, dado que el edificio es hermético. Éste último se toma directamente de unidades de ventilación de aire nuevo localizadas en el cuarto de máquinas de la azotea y en el nivel seis del estacionamiento. Éstas inyectan la cantidad de aire nuevo necesario en cada espacio acondicionado, con el fin de avalar las condiciones de pureza en el ambiente interior y evitar que el aire se vicie al estar recirculando.
El rascacielos, además, incorpora equipos de climatización de última generación, como chillers centrífugos de la marca Daikin de 550 toneladas cada uno, controlados por la plataforma Hartman LOOP®, indica Elías González, operador técnico de la central HVAC.
El conjunto es alimentado por cuatro bombas de agua helada Amstrong. El sistema de agua helada (chillers) cuenta con tres torres de enfriamiento BAC de 600 toneladas y con motores de 35 caballos de fuerza cada una. El sistema de agua de condensados (sistemas 24/7) posee cinco torres. Generalmente, explica el operador, sólo trabajan tres de ellas, con una carga por debajo del 80 por ciento, a fin de disminuir el consumo de electricidad del inmueble.
“Nosotros queremos que el ciclo de vida del edificio sea de 50 años. Lo vemos como un todo. El ahorro de energía, de equipamiento, el control y el monitoreo son fundamentales, no sólo para ahorrar recursos, sino para asegurar su buen funcionamiento. Nuestra idea es hacer que el lugar sea un sitio agradable para el usuario, que la calidad del aire sea la mejor posible”, comenta por su parte Jean Michel Colonnier.
Para mantener limpias las torres y atrapar toda la suciedad, sales y/o depósitos acumulados en su interior, se cuenta con cinco separadores de sólidos y sistemas de inyección con agentes limpiadores e inhibidores de corrosión, los cuales trabajan 24 horas los siete días de la semana, informa González.
Se trata, pues, de un sistema abierto de agua helada, instalado únicamente en rascacielos de este tipo. El edificio, de momento, demanda 544 toneladas de refrigeración, tan sólo 32-33 por ciento de la capacidad total de la central HVAC, sostiene el operador. El refrigerante en este caso es el ocupado es el R134-a, ya que es menos dañino para la capa de ozono.
La plataforma Hartman LOOP®, a su vez, controla los chillers, las torres de enfriamiento y el movimiento de agua de las bombas. Desde aquí, agrega González, es supervisada la operación y funcionamiento de toda la central HVAC, así como los niveles de temperatura del agua, la carga térmica y cuánta energía demanda el inmueble.
“Nosotros tratamos el agua, con ésta enfriamos el aire, y recuperamos todo el recurso de los baños. La descarga es casi cero. No enfriamos con electricidad el inmueble; los ventiladores, sí; las bombas, sí; los chillers centrales, sí, pero son ultraeficientes, son magnéticos, por lo que no hay fricción, son de una eficiencia bárbara”, agrega Colonnier.
Torre Diana es la síntesis de todos estos elementos, derivados de una visión a largo plazo y sostenible. “Nuestra idea es hacer que el lugar sea agradable para el usuario, con una calidad de aire adecuada, agradable al movimiento y cuya operación sea trasparente para brindar una mejor experiencia. El éxito comercial no está sólo en el dinero, sino en los visitantes que muestran su entusiasmo y agradecimiento cuando regresan al lugar. Si alineas la meta comercial con la filosofía de un equipo bien controlado y eficiente que reduce costos, las cosas fluyen”, concluye el arquitecto.
Parámetros de climatización
Temperatura de confort 72 °F (22.7 °C) (+)(–) 2 °F (1.11 °C)
Temperatura de inyección del aire 52 °F (11.1 °C)
Humedad relativa 50 % (+)(–) 15 %