Flores: sembrando para el futuro
Para algunos el uso de la tecnología se contrapone radicalmente a la naturaleza. En el Estado de México, sin embargo, la Asflorvi utiliza cámaras de refrigeración con el fin de conservar en buen estado y en óptimas condiciones una de las creaciones más delicadas del planeta
Danahé San Juan
No es la más fuerte ni la más inteligente de las especies la que finalmente sobrevive, sino aquella que mejor se adapta al cambio, sentenció Charles Darwin en su célebre libro El origen de las especies. Estas palabras aplican para la Asociación de Floricultores de Villa Guerrero (Asflorvi), una organización civil mexiquense dedicada a la producción de flores.
Esta sociedad cuenta con 25 años de experiencia en el cultivo y producción de rosas, gerberas, gladiolas, aves del paraíso, tulipanes, margaritas, casablancas, entre otras variedades. Reúne a los productores del municipio de Villa Guerrero, con el objetivo de administrar, organizar y comercializar el producto de 700 floricultores de su padrón de asociados, en el Mercado de Jamaica, Tenancingo y la Central de Abastos de la Ciudad de México, de donde distribuyen hacia toda la República.
En un mundo totalmente inmerso en la búsqueda de nuevos desarrollos tecnológicos que optimicen los procesos industriales, Asflorvi busca adaptar su industria aplicando tecnología de vanguardia para obtener mayores beneficios económicos, volver más eficiente su consumo energético y, en consecuencia, contribuir al cuidado de la naturaleza.
La asociación sabe que modernizar su producción requiere de mucho trabajo. Es por ello que desde hace más de dos décadas los floricultores de Villa Guerrero decidieron unir sus esfuerzos y comprometerse para continuar con el fortalecimiento de su labor.
El frío y las flores
Abel Tapia, presidente de la Asflorvi, señala que “el valor de una buena flor depende de la cadena de frío con que se mantiene, la cual comienza con la recolección de las flores en el campo y concluye con el empaquetamiento y su llegada al área de comercialización, por medio de un transporte refrigerado”.
El proceso de enfriamiento inicia en el invernadero, donde la temperatura debe ser de entre 16 y 26 grados Celsius, aproximadamente, para que la flor pierda el calor que tiene cuando se corta del campo.
La Asociación cuenta con tres grandes cámaras de refrigeración, en donde se conservan las flores de ocho a doce días hasta que son enviadas para su venta: “Las cámaras pueden estar diseñadas con paneles industriales o con esponja de polietileno que guarda el frío”, detalla el floricultor. Agrega que “los motores con los que funcionan pueden ser monofásicos o trifásicos, según la ampliación de cada una”.
Todas las cámaras poseen tecnología automatizada que mantiene la temperatura ideal de 2 a 4 grados, necesaria para la conservación de las flores, por lo que están equipadas con sensores que encienden el termostato cuando la temperatura sube a más de 4 grados Celsius y lo apagan cuando llega a 2, a fin de controlar la humedad del interior.
Tapia precisa que el método de conservación que utilizan es a base de agua, “debido a que las plantas son un ser vivo que requiere ser hidratado dentro de la cámara”. También recurren a productos químicos como Floralife, fórmula hidratadora que ayuda a nutrir las flores mientras se mantienen en refrigeración, para evitar que la floración llegue a término antes de su comercialización.
Las cámaras frigoríficas utilizadas en la industria de la floricultura generalmente están equipadas con humidificadores, los cuales cumplen con la función de aumentar la humedad del ambiente en que se conserva el producto.
Sin embargo, el presidente de Asflorvi comenta que ellos no utilizan humidificadores: “los invernaderos se ventilan de manera natural por medio de cortinas, algunas de ellas manuales. Además, tienen un termómetro para manejar la temperatura de la planta, la cual nunca debe superar los 28 grados centígrados”.
La humedad se controla con sistemas de riego por goteo o aspersión, que cuentan con válvulas que pueden abrir 5 o 10 surcos, según el tamaño y la capacidad de las bombas empleadas para propulsar el agua, pero generalmente se manejan con 5. Las válvulas son de paso, ya que a la tubería de PVC del sistema se le colocan llaves para controlar la salida de agua.
Tapia destaca que luego de cortar las flores, “50 tallos se colocan en cubiertas plásticas o mallas cuadriculadas con una tela que las protege para que no se maltraten. Posteriormente se trasladan a una cámara fría, donde son hidratadas”. Esto debido a que algunas de ellas, como las rosas, “no se pueden comercializar si no se hidratan por lo menos ocho horas en refrigeración”. Especifica que pueden tratarse con un conservador para evitar el enfriamiento, pero se corre el riesgo de que el cuello de la flor, es decir, la parte entre la última hoja y el botón, se doble o cabecee. Otras variedades como los crisantemos, agrega el floricultor, “no requieren de esa refrigeración, ya que luego de cortarse se ponen en agua, se estivan en las camionetas y son llevadas de inmediato a los mercados”.
Puntualiza que los cuartos de frío son instalados por proveedores locales, quienes les ofrecen un paquete que incluye motor, tubería de cobre, gas y difusores que hacen circular el frío, así como el sistema automatizado y toda la instrumentación necesaria para su funcionamiento. Las tres cámaras de refrigeración, indica, son de 165 metros de piso por tres metros de alto; cada una tiene la capacidad de refrigerar 2 mil 500 paquetes conformados por 25, 12 o 10 tallos, según el tipo de flor.
Producto de lujo
El mundo entero sabe que una flor sirve como obsequio u ornamento. De ahí que su destino final sea el de adornar espacios, cortejar a la pareja, decorar festejos o bien honrar a una persona que se ha ido. Ninguno de estos propósitos es esencial para el desarrollo de la vida humana, por lo que las flores son comercializadas como un producto de lujo.
Su producción tiene también un alto coste energético, por tanto, la tarifa de consumo eléctrico que le corresponde pagar a la Asflorvi es la misma que al sector industrial. Abel Tapia menciona que uno de sus principales objetivos como organización es transitar hacia el uso de energías limpias para reducir costos de producción y lograr ahorros energéticos.
En un futuro, comenta, esperan contar con paneles solares que provean la energía eléctrica para el funcionamiento de las cámaras de refrigeración y la iluminación que necesitan algunas plantas. Un ejemplo es el tulipán, el cual requiere luz durante su proceso de enfriamiento. Lo anterior se debe a que esta flor sólo se da en temporada fría.
No obstante, gracias al avance de la tecnología actualmente se produce cada año: “Los tulipanes son cultivados dentro de las cámaras de refrigeración, donde se introducen camas –[cajas de plástico con tierra]– que contienen el bulbo de la flor para que crezca. La luz se mantiene siempre encendida hasta que el tulipán comienza su floración. En este momento las flores se sacan al campo, y las camas se afilan dentro de un invernadero con plástico negro para no mermar la calidad”, explica el floricultor.
Un futuro tapizado de colores
Con el propósito de mejorar y hacer más eficientes sus prácticas, los miembros de la Asflorvi reciben asesoría especializada dos veces al año por parte de ingenieros del Tecnológico de Estudios Superiores de Villa Guerrero (TESVG), la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH) y la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Campus Tenancingo.
Los temas en los que son capacitados van desde uso de químicos y medidas de seguridad, hasta el lavado de envases, ingeniería en alimentos, agricultura orgánica, innovación agrícola sustentable, entre otros.
Recientemente se inició un proyecto en el que hijos de floricultores de la zona están profesionalizándose en el TESVG, la UACH, la UAEM de Tenancingo y el Tecnológico de Monterrey, Campus Toluca. La intención es lograr que, con ayuda de la tecnología, incrementen su producción y puedan exportar hacia Canadá y Estados Unidos: “Estos países requieren grandes cantidades de flores, por tanto, nosotros estamos unificándonos para lograr la meta de llegar hasta esos mercados”, concluye Tapia.
A más de dos décadas de su fundación, y gracias al trabajo de varias generaciones de floricultores, esta asociación se ha colocado como una de las más importantes del país. Hoy, el uso de tecnología en sus procesos de producción expande sus horizontes, al tiempo que los anima a echar raíces en otros suelos.
Cadena de frío sobre ruedas
Las flores cortadas permanecen vivas, absorben oxígeno y desprenden CO2, también emiten calor y vapor de agua, lo cual impone límites particulares a las técnicas frigoríficas utilizadas en su conservación y transporte a fin de garantizar su calidad y evitar el llamado “daño por enfriamiento”.
El transporte y distribución de flores cortadas debe contar con una correcta logística para que no exista merma o desperdicio y, por lo tanto, pérdidas materiales. Es por ello que una correcta cadena de frío –logística y proceso aplicado durante la distribución, transporte, manipulación, conservación y almacenamiento del producto, enfocado a cuidar las condiciones óptimas de luz y temperatura– es de suma importancia para que la carga pueda llegar en perfectas condiciones al consumidor.
Según cifras de Sagarpa, las flores cuentan con una demanda nacional que no se puede abastecer con la producción existente en el país, puesto que el 90 por ciento del cultivo es precisamente para consumo interno. Cada año en nuestro país se compran alrededor de 95 mil toneladas de flores, equivalente a 420 millones de dólares, cifra que va en aumento, por lo que las importaciones de estos productos son de suma importancia para satisfacer el mercado interno. Este es uno de los motivos por los que la Asflorvi trabaja en el mejoramiento de sus procesos para superar el reto no sólo de la importación, sino también de la exportación de sus productos.
Recomendaciones de manipulación
- Contar con la temperatura adecuada al momento de cargar las flores al transporte refrigerado para su correcta conservación
- Mantener en perfecto estado la cámara frigorífica del vehículo. Esto para proteger las flores del calor que pudiese existir en el exterior
- Tener un método adecuado de descarga en el punto de llegada, especialmente en referencia a la duración y frecuencia de las aperturas de puertas de la cámara frigorífica
- Procurar que la descarga se realice en el menor tiempo posible
- Conservar adecuadamente la caja isotérmica y el sistema de refrigeración; es importante contar con unidades refrigeradas de transporte con tecnología de última generación, como bobinas con condensador de microcanal en lugar de las tradicionales de tubo y aleta
- Contemplar sistemas de control para la temperatura de los transportes construidos, con la finalidad de recorrer grandes distancias, sin importar que tipo sea: ferrocarril, marino, camión o remolque