El enganche vs. la empatía
Fotografía Superior. El presidente del IMEI, Alejandro Trillo, hizo entrega de un reconocimiento al filósofo Eduardo Garza, quien reflexionó acerca del enganche y sus consecuencias en el ámbito íntimo y profesional
Cada fin de año, ASHRAE Ciudad de México lleva a cabo un desayuno humanístico para abordar temas con una visión enfocada en la sociedad. Este año se denominó “Habla con extraños”, y el conferencista, Eduardo Garza, habló sobre el enganche, el cual es “una especie de filtro que tú pones y distorsiona todo lo bueno que una persona pudiera tener”. En otras palabras, es la “aversión” que se tiene sobre un individuo, un objeto, una situación, una empresa, etcétera, que impide conocer sus cualidades y exagera los rasgos negativos.
La sesión del martes 3 de diciembre dio inicio con una reflexión sobre el miedo, la empatía y la importancia de reconocer las diferencias tanto ideológicas como físicas, pues son justo éstas las que nos dan la calidad de individuos que forman parte de una sociedad. Destacó que lo anterior no significa que la integración sea la solución para lograr una mejor sociedad; en realidad, la base debe ser la inclusión. ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro concepto? La integración puede incorporar a un grupo de personas dentro de otro más grande sin que necesariamente interactúen entre sí, pues las diferencias del grupo que se integra lo mantienen segregado de la mayoría. La inclusión, en cambio, no sólo junta a la gente, sino que además abraza la diversidad y facilita la interacción entre los miembros de ambos grupos.
Garza precisó que, para evitar diferentes tipos de discriminación, segregación, prejuicios y demás, es necesario evitar engancharse con los problemas o las personas. Para eso es muy importante saber identificar los cinco síntomas del enganche. Es decir, cuando una persona se encuentra enganchada a una situación o a una negativa, tiende a creer que el otro no puede cambiar, su percepción sensorial “se agudiza”, el individuo genera un carácter “profético” y éste “se puede heredar a los hijos”. Finalmente, hace que el sujeto enganchado desplace sus responsabilidades.
Otro punto que se abordó fue el de las tres leyes asociadas al enganche:
- Ley de expansividad: “todo enganche no resuelto, termina siendo expansivo”. El prejuicio que una persona tiene se contagia a otros individuos.
- Ley de la ideologización: los prejuicios pueden crecer tanto que formen parte de toda una comunidad. Un ejemplo es el antisemitismo.
- Ley de la impersonalidad: el prejuicio desprende a las personas de su invidualidad.
Las consecuencias del enganche tienen efecto boomerang y dan poder al otro, mientras que quien carga el enganche se consume en la negatividad de sus propios pensamientos. Por ello, Garza recomienda que, para evitar caer en el enganchamiento, hay que compartir la vida, tener un sentido de pertenencia y aportar a la identidad de un grupo, generar alianzas. En el caso de que uno ya se encuentre enganchado, el primer paso es reconocer la situación, decidir si se quiere permanecer en ese estado o actuar para abandonarlo y empatizar con las personas y las situaciones para liberarse, pues como dijo alguna vez José Mujica “si no aprendemos a convivir con la diversidad de verdades y respetarlas, va a ser un retroceso fenomenal para la sociedad moderna”. Así fue como concluyó la última sesión del año, la cual fue patrocinada por Acemire, Belimo, Haften, IACSA y TROX.
Danahé San Juan / Fotografía: Mundo HVAC&R