La prevención hace la diferencia
El buen funcionamiento de los equipos de refrigeración y aire acondicionado depende en gran medida de los mantenimientos. Por ello, es fundamental desarrollar una cultura de la prevención que permita adelantarse a las fallas de los equipos
Sara Valencia
“Más vale prevenir que lamentar” es un dicho popular que en el campo de la refrigeración cobra cada vez mayor trascendencia cuando se trata de generar planes de trabajo. Hoy en día, esperar a que un sistema de frío –llámese congelador, enfriador, aire acondicionado o cámara fría– presente alguna falla visible o palpable para enviar a nuestro técnico a revisarlo ya no es una alternativa viable. Es por este motivo que las empresas más prestigiosas de refrigeración ponen a disposición de sus clientes diferentes tipos de herramientas de la más alta calidad que permiten y facilitan la generación de diagnósticos claros y pertinentes; además de que su implementación contribuye favorablemente en los ciclos de vida de los equipos fríos, así como a la economía de los usuarios finales.
El mantenimiento preventivo es una estrategia de trabajo enfocada a disminuir el nivel de incidencias en la base fría instalada de la compañía, por medio de la revisión periódica de las unidades. No importa si éstos han presentado fallas o no, el objetivo primordial de este esquema es precisamente anticiparse a problemas que pueden adquirir dimensiones graves para el usuario final. En otras palabras, se trata de una forma de trabajo en la que se decide invertir tiempo y recursos de forma periódica y constante para prolongar el ciclo de vida útil de los equipos en la mayor medida posible. Todo esto, sustentado principalmente por una cuestión económica, no sólo porque permite a los clientes contar por más tiempo con sus equipos, sino también porque previene la inyección de inversiones mucho más elevadas posteriormente. Además, si un problema es detectado a tiempo, puede ser corregido a un menor costo, implicaciones y tiempo.
Ahora bien, a pesar de que la esencia del mantenimiento preventivo es por sí misma benéfica, no debemos dejar de lado que para obtener los resultados esperados hay que considerar al menos tres elementos básicos:
- Periodicidad y check list
- Diagnóstico
- Herramientas adecuadas
Periodicidad
La base de un buen mantenimiento preventivo es la constancia. Es decir, el tiempo dedicado para el servicio y seguimiento a los datos recabados, al momento de su realización. La cantidad de visitas mensuales para cada equipo puede variar dependiendo de diversos factores:
- Edad
- Ciclo de vida
- Uso o finalidad
- Condiciones del lugar de trabajo
- Tipo de producto que maneje
Con base en estos cinco elementos, se deberá estructurar un plan de visitas programadas y constantes que nos permita concebir una idea clara del estado real del equipo, así como posibles riesgos, debido a situaciones del entorno o por acciones deliberadas del usuario.
La importancia de este punto radica en que la constancia permitirá detectar a tiempo cualquier incidencia por parte del sistema. Asimismo, es posible dar seguimiento a cualquier tema que surja a raíz de las sugerencias que hagamos, o bien, de las reparaciones a las que se someta, en su momento. Es muy importante mantener esto en mente, pues por más que realicemos un buen trabajo, éste se verá demeritado si volvemos a generar otra visita de revisión con un año de diferencia.
Diagnóstico
La visita por sí misma al equipo no evitará que uno de sus componentes falle. Hacer que el cliente firme de conformidad porque estuvimos ahí tampoco hará que nuestra visita sea productiva. La generación de resultados tangibles, así como de conclusiones claras será lo que determinará en gran parte la efectividad del mantenimiento preventivo, ya que a partir de ellas se tomarán las acciones pertinentes, enfocadas a disminuir incidencias mayores en su rendimiento. Por ende, esto es lo que le dará sentido o justificación a la inversión que se realice en este tipo de actividades.
Ahora bien, tan importante es hacer mención de conclusiones y recomendaciones sobre las cuestiones mecánicas del equipo, así como del uso y manejo que el usuario esté dando al mismo. También debemos saber que hay implicaciones negativas para el sistema tales como que éste se encuentre en algún piso poco nivelado, esté totalmente expuesto al sol, que los productos que esté refrigerando constantemente derramen líquidos sobre partes sensibles, etcétera. En fin, es posible encontrar más de un hábito que el usuario del equipo realice consciente o inconscientemente, y que nosotros sabemos puede llegar a afectarlo. Esto también debe formar parte de un verdadero servicio preventivo.
Herramientas adecuadas
Finalmente, saber qué y cómo lo vamos a hacer no lo es todo. Si no tenemos con qué llevarlo a cabo, difícilmente podremos brindar un servicio de calidad a nuestros usuarios. Para ello, es de vital importancia tener un kit de herramientas de la calidad adecuada, a fin de que nos permita generar mediciones, así como constatar las condiciones del equipo de forma certera y fidedigna.
Existen marcas que ponen a disposición del consumidor una impresionante gama de productos de gran valor, para la realización de este tipo de actividades. Por supuesto, la elección de ellas dependerá del nivel de servicio que vayamos a brindar. En seguida se presentarán algunas que son básicas:
- Pinzas
- Carbónico
- Manómetros
- Voltiamperímetros
- Termómetros Taylor
- Válvulas varias
- Detectores de fugas
- Kit de destornilladores
- Limpiadores antigrasa
- Peines para condensadores de ventilas
De esta manera, el buen enfoque que le demos al mantenimiento preventivo permitirá que los recursos que se asignen a éste sean una verdadera inversión y no un gasto para la empresa. Hoy en día, existe una gama importante de herramientas de todo tipo que son fundamentales para este tipo de trabajos. El principal interés radica en que los técnicos se acerquen y adquieran todos aquellos artículos que diferenciarían el nivel de servicio que brinden a sus clientes.
Es fundamental conocer las principales preocupaciones del mercado, para atenderlas por medio de la oferta de nuevos y mejores productos, así como de un servicio técnico y de asesoría que, en conjunto, faciliten intercambiar soluciones viables. De ser así, éstas se traducirán en resultados mucho más duraderos y de menor impacto económico para nuestros consumidores.
Sara Valencia. Cuenta con varios años de experiencia en la comercialización de equipo y herramienta para refrigeración. Actualmente forma parte del equipo de Avaly.