Refrigerantes y cuidado ambiental
A la par de la creciente demanda que ha presentado la industria de la refrigeración en los últimos años, los refrigerantes han evolucionado, pasando de aquellos nocivos para la capa de ozono a los de bajo potencial contaminante, con lo que se conjuga eficiencia y sostenibilidad
Gildardo Yañez
Durante varias décadas, la industria de la refrigeración recurrió al uso de compuestos cloroflurocarbonos (CFC) e hidroclorofluorocarbonos (HCFC), los cuales comenzaron a ser cuestionados desde 1974, debido a su efecto destructor que contribuye a incrementar el calentamiento global. Esto ha provocado cambios considerables en la producción y consumo de refrigerantes que se dejaron ver como alternativas viables y que, hoy por hoy, conducen al gremio hacia los terrenos de la sustentabilidad.
Con el objetivo de clarificar el uso y eficiencia de la llamada novena generación de refrigerantes basados en su Potencial de Calentamiento Global (PCG), es posible vislumbrar el proceso de transformación de estas sustancias a lo largo de los años, el calendario de reducción propuesto por el Protocolo de Montreal y las tendencias del mercado.
Cabe recordar que el Protocolo ha sido actualizado en cinco ocasiones, siendo las más relevantes para la industria las de 2007, firmada en Montreal, para acelerar la eliminación de los HCFC, y la de 2016, firmada en Kigali, en donde se establece la necesidad de hacerse cargo de la eliminación de los HFC. En esta enmienda (actualización) se forman dos tipos de países artículo 5, que son los países con alta temperatura.
Recientemente, se publicó en México el nuevo Inventario o Prospectivas de Emisiones de Gases Compuestos de Efecto Invernadero, elaborado por el Instituto de Ecología y Cambio Climático. Éste servirá como guía para establecer una línea base para 2024, año en que deberá congelarse el consumo de HFC con elevado potencial de calentamiento global, y así cumplir con lo establecido en la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal.
Tener conocimiento de este informe podría ayudar a los técnicos a mejorar sus labores, ya que muestra que debemos mejorar las prácticas de instalación y de servicio, a fin de eliminar o reducir las fugas en los sistemas de refrigeración. Un problema que aún es frecuente. Los propietarios de estos sistemas también deberán implementar medidas de mitigación, a saber:
- Respetar las distancias entre los soportes que detienen las tuberías de refrigeración para reducir o no tener fracturas en las soldaduras (fugas en las uniones), debido a la vibración y a la flexión de las tuberías con soportes muy separados entre sí
- Reducir las distancias entre los evaporadores y las unidades condensadoras para tener una menor cantidad de refrigerante en las instalaciones
- Utilizar refrigerantes con un menor PCG
- Considerar el uso de sustancias naturales en los centros de distribución nuevos o cambiar las instalaciones existentes de refrigerantes sintéticos
- Contar con todas las herramientas para recuperar refrigerante y controlar las emisiones, al dar servicio a un sistema de refrigeración
- Mejorar la técnica de soldadura
- Sólo permitir que los técnicos certificados y profesionales tengan contacto con los equipos
En conclusión, es importante evidenciar que la industria de la refrigeración en México se ha dado a la tarea de adaptar sus sistemas a las múltiples adecuaciones que el cambio de refrigerantes demanda, ya que es una acción primordial no continuar ocasionando daños al medioambiente. Esto es factible, sin duda, gracias a los avances tecnológicos que han surgido en torno al tema, a las investigaciones científicas y académicas que se hacen al respecto y como respuesta a la preocupación ambiental que impera entre la ciudadanía, los gobiernos y las empresas desde hace tiempo.
Gildardo Yañez. Ingeniero Industrial Electricista, maestro en Administración y especialista en refrigerantes y refrigeración. Actualmente, se desempeña como gerente de Capacitación Técnica en BOHN de México.
Tomada de revista Cero Grados Celcius