El reciclaje como obra de arte
PetStar es la planta de reciclado de PET grado alimenticio más grande en la región de Latinoamérica. Ofrece una de las soluciones más sustentables para las necesidades de consumo de la ciudad y cuenta con un Museo Auditorio único en su tipo que obtuvo la certificación LEED Platino, gracias al compromiso ambiental con que fue construido
Danahé San Juan / Fotografías: Rubén Darío Betancourt
México es un país que se ha vuelto líder a nivel mundial por sus acciones de reciclaje de PET, pues tan sólo en 2016 se colocó por arriba de Estados Unidos, Canadá y Brasil, tres de los países más comprometidos con esta actividad en América. La responsabilidad de PetStar es tan grande que construyó un Museo Auditorio (Toluca, Estado de México) para difundir y promocionar su compromiso ambiental.
Las acciones de este centro permiten que los envases de PET que se desechan día con día retornen al mercado transformados en nuevas botellas resistentes, ligeras, estéticas, seguras, inocuas, cien por ciento recicladas y elaboradas con procesos y materiales amigables con el planeta. Es considerado como uno de los más competitivos en el ramo, pues su proceso abarca desde la recolección de la botella hasta la incorporación en el mercado de envases nuevos con material reciclado, a través de innovadoras prácticas y tecnología. Su misión es elaborar empaques con menos recursos vírgenes, y que utilicen una mayor cantidad de elementos reciclados. También integra recursos de fuentes renovables en su manufactura, que al mismo tiempo hacen más eficiente el proceso de fabricación y reciclaje. Actualmente, en este lugar se alcanza una recuperación de casi 70 por ciento de los envases de PET, una meta que superó el 50 por ciento obtenido en 2015.
Otras de las virtudes de PetStar se centran en el hecho de que incorpora un 40 por ciento de resina reciclada en las embotelladoras mexicanas, emplea a mil cien personas y beneficia a más de 24 mil pepenadores y recolectores de residuos, lo cual impacta de manera positiva a la economía, la sociedad y el ambiente.
La producción asciende a las 50 mil toneladas anuales de resina de PET reciclada grado alimenticio de alto valor agregado. Su consumo de energía es menor al 75 por ciento que se utiliza para generar resina virgen, lo que disminuye la huella de carbono.
Museo fuera de serie
La misión del Museo Auditorio es generar un programa de visitas para promover la educación ambiental y la cultura del reciclaje, así como difundir el concepto de responsabilidad compartida entre la sociedad y los sectores público y privado.
Nubia Valles, directora de proyectos de The Earth Lab, despacho especialista en diseño y certificación de edificios verdes, detalló que “la parte arquitectónica de PetStar ya estaba avanzada cuando llegamos, por lo cual tuvimos que proponer mejoras que tuvieran que ver con los diferentes créditos de la certificación, dado que era un proyecto inicialmente pensado en la parte funcional y estética nada más. Lo térmico, acústico y materiales locales no eran prioridad, entonces el reto fue mejorar el proyecto sin cambiar lo que ya existía de una forma radical para hacerlo en los tiempos que se habían establecido”.
El museo fue edificado para ofrecer condiciones amigables con el medioambiente, pues cuenta con un sistema de captación y tratamiento de agua de lluvia, paneles solares, una azotea verde que produce oxígeno, absorbe CO2 y captura partículas suspendidas en el aire, entre otras prácticas que le permitieron obtener la certificación LEED Platino.
Debido a que el diseño tenía un porcentaje avanzado cuando el grupo The Earth Lab se involucró, hubo algunos desafíos a enfrentar como la integración de las diferentes personas involucradas en su elaboración, pues para que un proyecto llegue a certificarse con el mayor grado de puntos, es necesario que desde el comienzo del diseño el equipo tenga una visión conjunta.
El método que se empleó para unificar al equipo fue a través de talleres multidisciplinarios conocidos como charrettes –palabra de origen francés que significa carreta– en los que participaron los dueños, diseñadores y asesores para definir metas y objetivos. El fin era “asesorar sobre la certificación LEED y determinar los cambios que se realizarían, las áreas de mejora y de oportunidad en las que transdiciplinariamente se tenga una visión que genere sinergia”, detalla la arquitecta Valles.
Tecnología y naturaleza
El Museo Auditorio se caracteriza por su peculiar forma cilíndrica que vista desde el exterior se asemeja a una torre. El tiempo fue un factor para construirlo, ya que la urgencia impulsó a que el muro se levantara en tan sólo dos semanas. Los materiales empleados para colar los anillos que lo sostienen son una mezcla especial que combina tierra del lugar con tepojal, ceniza, dos tipos de graba y cemento.
Estos componentes producen un aislamiento acústico, el cual impide que el ruido generado por los visitantes que recorren el Museo afecte a quienes estén en el auditorio y viceversa. También proporciona aislamiento térmico, por lo que es imposible que el calor y el frío traspasen sus paredes afectando a la audiencia. Asimismo, en la parte superior del Auditorio hay dos domos prismáticos de doble capa de acrílico, una de color claro y la otra totalmente blanca para reflejar la luz. La doble capa también permite reducir la cantidad de insolación en el edificio, de tal modo que no se sobrecaliente el interior.
Sin embargo, este sistema constructivo tenía que integrarse a la estructura previa, por lo que era necesario encontrar una solución para unir el metal considerado en los inicios del proyecto con la mezcla. La respuesta se encontró en una membrana de protección, afirma Nubia Valles. Este tipo de desarrollos benefician de manera ambiental, ya que apoyan a la reducción de emisiones de CO2, pues al ser material de la región no se requirió transporte y embalaje para su traslado. En cuestión térmica y acústica, las proyecciones en el auditorio no se escuchan al exterior, beneficio que no se habría obtenido de utilizarse block, como se tenía pensado. Respecto a lo estético, el material es único por ser artesanal, lo que le otorga un carácter distintivo.
Su diseño y construcción ofrecen grandes ventajas económicas, ecológicas y estéticas, lo cual estuvo en consonancia con el compromiso para que el proyecto se destacara durante el proceso de certificación LEED.
Existen muchas edificaciones elaboradas con tierra que han permanecido erigidas cientos de años. Lograr esta longevidad depende de una correcta realización y mantenimiento, el cual está relacionado estrechamente con el diseño, comenta la arquitecta Valles. Cuando se construye con tierra hay que cuidar el contacto directo con la humedad. Lo primero a verificar es que se haya levantado del piso y que en la parte superior tenga un anillo que lo proteja. Cuando un muro de tierra está bien diseñado y protegido de humedad, el mantenimiento solamente consiste en un sello natural, agrega.
Los especialistas que participaron en el diseño corresponden a diversos sectores como la hidrosanitaria, aire acondicionado, ventilación, iluminación y control, paisajismo, autoridades municipales, arquitectos, entre otros.
Iluminación y ventilación
Se sugirieron algunos sistemas bioclimáticos de ventilación natural a través de ventilación inyectada debajo del subsuelo, para que el tamaño de los equipos fuera menor. El edificio casi no utiliza aire acondicionado, sino extractores que abren unas ventilas para que ingrese la corriente de aire externo, para que el ambiente no sea muy caluroso. El aire acondicionado no se emplea la mayor parte del tiempo, lo cual reduce considerablemente el consumo de electricidad.
El proyecto de iluminación cumplió con los créditos de LEED de medición y verificación, ya que el sistema se diseñó para monitorear en tiempo real el funcionamiento y consumo de energía por parte de los equipos, destaca Alejandro Carrillo, arquitecto y diseñador de iluminación de SCOSI.
El diseño original estaba planteado para generar el 15 por ciento del consumo total del edificio, pero después se tomó la decisión de incrementarlo al 30 por ciento, precisa Paulina Medina, diseñadora de iluminación a cargo de la Gestión de Proyectos en SCOSI. Por tanto, el sistema de paneles solares genera 30 por ciento del consumo total, aunque el uso de esa energía es menor.
Normalmente las ventanas y puertas se mantienen abiertas para aprovechar la luz del día, por lo que el sol abastece la iluminación al cien por ciento, impidiendo que se enciendan las luces. Además, se emplean colores claros para que la luz se refleje, a fin de aprovecharlas aún más.
La mayoría de los luminarios se conservan apagados, debido al aprovechamiento de luz natural, mientras que los sensores de presencia ayudan a evitar que las luces estén encendidas cuando no se utilizan.
Toda esta información se registra en una base de datos que permite a PetStar saber cómo funciona su sistema, además de que genera alarmas cuando hay alguna falla y hace recomendaciones para solucionarlas.
Nubia Valles afirma que “con gran satisfacción no sólo se ha cumplido con el objetivo del cliente, sino que también se colaboró con el medioambiente y el entorno. El edificio ha recibido felicitaciones por la construcción con tierra, motivo por el cual el auditorio de PetSar es único en su tipo, a nivel Latinoamérica”.
El proyecto arquitectónico estuvo pensado para cubrir las necesidades de confort y funcionalidad del cliente y del usuario. Es un espacio sano y amigable con el ambiente, ya que consume lo mínimo de recursos e inclusive retorna energía, a través de los panales solares. Igualmente ofrece otro tema de interés en cuanto a su forma geométrica y es un ejemplo en cuestión ecológica, formal, funcional y de salud.